5/22/2015

El Curtido en Leon Gto.

En la historia de la ciudad de León, ninguna actividad ha sido tan trascendental como la de la curtiduría y el calzado. Se pueden rastrear los orígenes de la curtiduría local desde el siglo XVII, pocos años después de la fundación legal de la «Villa de León», y fue desde sus inicios hasta el siglo XIX una actividad más bien, de autoconsumo, ya que era hecha en su totalidad a mano y no rebasaba el nivel de «artesanía».

Antes de que el siglo XIX terminara, industriales franceses dieron un gran impulso a la industria curtidora en León mediante nuevos métodos para curtir cuero para suelas, este nuevo método era conocido como “curtición al cromo” y la calidad del producto final era muy superior a la que se obtenía anteriormente. Gracias a este método se establecieron las primeras plantas curtidoras (tenerías) en Puebla, Jalisco y Guanajuato de la misma magnitud que las de la capital del país.

En 1900, con una población cercana a 63 mil habitantes en la ciudad de León, funcionaban unas 30 curtidurías, todas ellas trabajando artesanalmente, como empresas familiares y con poca producción. El factor determinante en el establecimiento de León como ciudad industrial, e incluso más importante que la llegada del tren, fue la introducción de la energía eléctrica con fines de aplicación industrial y comercial. El primer negocio que comenzó a trabajar con energía eléctrica en la ciudad fue la tenería «La Hormiga», hoy tenería «El Siglo», (figura 1) en 1902.

Después de esta tenería pionera, se fue implementando la energía eléctrica en otros comercios. Muchas de las tenerías, sin embargo, fueron alojadas en edificaciones con un uso diferente, ya fuera en el interior de casas habitación, en locales de artesanos y hasta en construcciones anexas en patios y caballerizas de la casa del dueño de la industria.

“La Hormiga”  fue la primera que usó arsenio para depilar las pieles, y aunque aún tenían procesos “artesanales” como el secado de pieles al sol (figura 2), esta fue la primera curtiduría que, gracias a la implementación de la energía eléctrica, se empleó maquinaria. Estos “modernos” artefactos eran:
·         Máquina de dividir
·         Máquina de raspar
·         Máquina de lustrar
·         Esmeril
·         Cuatro tambores de banda
·         Molino para triturar banda de escalote


Para cada artefacto se necesitaba un lugar específico, espaciado y que tuviera desagües y conexión eléctrica. Los tambores fueron instalados por norteamericanos (Pablo y Octaviano, sin registro de su apellido), quienes también les daban mantenimiento. Los norteamericanos debieron contratar a un ayudante, obrero de Barrio Arriba llamado León Medel, quién pronto adquirió los conocimientos y se dedicó por su cuenta a reparar y mantener cualquier maquinaría de curtiduría.

“La Hormiga” (hoy “El Siglo”) fue por mucho tiempo quien marcaba todos los adelantos en la empresa curtidora de León, dando nuevas dimensiones en su proceso y técnicas para después, ser adoptadas por las otras tenerías. Además, esta tenería logró la más elevada cifra  de ocupación de obreros, aun a pesar de contar con la maquinaria más moderna, lo que en muchas otras fábricas se traducía en menor mano de obra.

Con el tiempo, la tenería llegó a contar con técnicos y personal de mantenimiento de planta. El primer técnico fue el señor Monteón Bazzuri y el último Don Daniel Sánchez

La década posterior ocasionó un receso en el avance de la industria, esto debido a que en 1910 inicia la Revolución, durante  la cual, León  se  vio directamente afectada, principalmente
porque el  primero de  agosto  de  1914,  incursionaron en la ciudad Pascual Orozco y José  Pérez Castro incendiando y saqueando tanto tenerías como talleres, dejando un gran número de muertos. La economía se vio gravemente afectada y hubo hambre y enfermedades. La recuperación se dio entre 1918 y 1923, cuando los productos fabricados empezaron a ser colocados en las ciudades del norte del país; esto gracias a que fue en esta época cuando se establecen las bases científicas, combinadas con la tecnología adecuada para alcanzar la calidad y volumen de producción necesaria para satisfacer a las industrias derivadas de la curtiduría, principalmente la del calzado.

Ya desde los años veinte el Barrio Arriba se había convertido en el lugar más poblado por tenerías. En este Barrio encontraron refugio los curtidores que consolidaron las empresas que levantaron a León en los años más difíciles de su historia ya que la crisis mundial de 1929 hizo que una vez más la economía sufriera otra recesión que duró hasta los años treinta.



                La Segunda Guerra Mundial propició un nuevo impulso a la industria curtidora, los sistemas de producción se destinaron a la línea bélica, con lo cual estas industrias lograron una autonomía gracias a la consecución de un amplio mercado para colocar sus productos.


En 1942 se fundó la Cámara de la Industria Curtidora, ya que esta actividad era por mucho, en la que más leoneses laboraban (figura 3), dando así, solución a múltiples problemas que se presentaron en su momento: importación de materias primas, contaminación, escases de agua, etc. Además, gracias a esta, se introdujeron novedades en cuanto a tecnología y avances en los procesos de curtido. A través de ella, el gremio curtidor colaboraba con donativos para la construcción y restauración de templos, hospitales y escuelas del Barrio.


Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, como es lógico, baja también la demanda de pieles para calzado y muchos talleres quiebran. La curtiduría tiene que buscar nuevamente los medios para seguir adelante, así pues, se inicia su recuperación, llegando a quedar nuevamente bien establecidos a finales de la década de los cuarenta y fortaleciéndose cada vez más, fenómeno que facilitó que en la década entre 1960 y 1970 se diera una apertura tecnológica que dio un fuerte impulso a la industria curtidora mexicana pero creo una fuerte dependencia del extranjero.

La tenería “La Hormiga” cambió de nombre al cumplir 100 años de continuo funcionamiento, solo interrumpido, como ya se mencionó anteriormente, en un breve lapso durante la Revolución. El nuevo nombre, que es por el que actualmente podemos ubicarla es “El Siglo”, y hasta hoy, sigue en función (figura 4, página anterior) tratando aún las pieles por el método de cromo.

Actualmente, la industria de la curtiduría y el calzado es la más importante de la ciudad de León, Gto., estas generan el 86% del PIB. Además de las ventajas económicas, estas pequeñas picas, tenerías, fábricas, han ayudado a establecer la identidad de los pobladores leoneses, que son reconocidos en todo el país y se reconocen a sí mismos en los productos que crean, en lo olores y colores de las pieles, en los procesos, en la actividad y convivencia generada en este gremio.




El curtido

El Curtido


La industrialización de las pieles que se utilizan en la elaboración de diversos objetos de piel con valor comercial, en forma genérica se conoce como "Proceso de Curtido". El proceso completo se puede clasificar, básicamente en cuatro etapas; la primera que se denomina "Ribera" y en ella se lleva a cabo la limpieza de la piel que se recibe como materia prima, la cual puede estar conservada con "sal común (cloruro de sodio), en cuyo caso se denomina "verde salada" o recibirse fresca o seca. En esta etapa se eliminan todos los componentes de la piel que no son transformables a cuero, como sales de sodio, pelo y material proteínico. La segunda etapa comprende propiamente el proceso de "Curtido", mediante el cual se logra impartir estabilidad química y física a la piel evitando su putrefacción y haciéndola resistente a cambios de temperatura y humedad. En el curtido se utilizan materiales de origen vegetal (Curtido Vegetal) o sales inorgánicas, especialmente sales de cromo (Curtido al Cromo). La piel curtida se denomina cuero azul o con el término inglés wet blue. La tercera etapa se conoce como Recurtido, Teñido y Engrase "RTE", y en ella se logra que el cuero adquiera suavidad, color y otras características que son necesarias para fabricar artículos comerciales. Finalmente, en la cuarta etapa denominada "Acabado" se imparte al cuero las características específicas que el mercado impone a cada tipo de producto, como puede ser el grabado, color y tacto, entre otros.

La mayor parte de las pieles que se tratan son de bovino, porcino, caprino, ovino y, en menor cantidad, de equino, siendo el primer tipo de piel la más común; aunque se tiene información de que en algunas tenerías también se curten pieles exóticas como la de avestruz.

La etapa de limpieza (Ribera) es relativamente similar para todo tipo de piel, mientras que las operaciones de acabado y, especialmente, las de curtido varían de acuerdo al origen de la piel y a las características que se busca impartir al cuero. En las operaciones de terminado (Acabado), de acuerdo a las especificaciones que se requiere impartir a cada producto de cuero, se utilizan diversos materiales como lacas, pigmentos, tactos, etc.